Tengo la bendición de conocer a mi ángel de la guarda,
es tán cálido, tan suave, y tan hermoso que no podía quedarse en este mundo,
lo tuve conmigo en el vientre 7 meses,
pero fueron suficientes dos días para enseñarme a luchar y aferrarme a la vida.
El tocar su piel calientita trasmitía una gran paz.
ahora se que siempre estará conmigo, poniendo su manita en mi hombro.
Te amo Santi.